Capitulo XXXIII Con la guardia baja

Capitulo XXXIII

Con la guardia baja

 

Hace mucho tiempo, cuando los humanos y vampiros vivían en armonía, había una región donde los humanos eran llamados donantes y gozaban de la protección de los vampiros. Las amenazas, curiosamente, otros humanos invasores.

Había armonía, paz, pero una regla. Jamás una unión entre vampiros y humanos sería aceptada.

Existía en aquella época un vampiro como pocos. Valiente, arriesgado, pero no tenía la agresividad de los demás. Era callado, más bien reflexivo, bien podría haber estado en el consejo, si tan solo hubiera sido mayor.

Poseía inteligencia para dedicarse a cualquier otra función, alejado de la violencia que implicaba ser un guardia. Pero su puesto, le permitía mantenerse alejado del tumulto, del bullicio, de otras personas, humanos o vampiros.

Podría decirse que, para ser un vampiro, el disfrutaba demasiado de su soledad.

Una mañana, él hacia guardia en las afueras, ella solo paseaba por el bosque. Pero el amor es como un enemigo despiadado… ataca en el momento menos esperado, cuando tienes baja la guardia.

La siguió discreto, después de todo, cuidar de ella era su responsabilidad, pero socializar no era necesario.

Secretamente la siguió hasta un riachuelo, que quizá nadie más conocía, salvo los guardianes.

Ella volteo su mirada buscando entre los arboles a un ave que cantaba… Él por fin pudo mirar su rostro y en ese instante, observarla dejó de ser su responsabilidad y se convirtió en su delirio…

A cierta distancia, un vampiro puede percibir los latidos de un humano, pero los acelerados latidos que el guardián percibía no eran de la doncella, eras los suyos. Pudo percibir como su corazón y su respiración se aceleraban contemplando aquella angelical silueta que se divertía arrojando piedras al riachuelo.

La cuidó secretamente hasta que cruzó las murallas, de vuelta a la seguridad y comodidad de su hogar. Y volvió a las afueras antes de que alguien supiera que había abandonado su puesto.

Tanto entrenamiento, tantas pruebas, tantas luchas protegiendo la comunidad, pero por primera vez estaba intranquilo.

Todas sus sensaciones y emociones le resultaban nuevas, pero al igual que sucede con una droga que pruebas por primera vez… esas sensaciones le resultaron adictivas.

Confundido, alterado, sabiendo que sería imposible todo lo que ahora anhelaba y fantaseaba, se conformó con desear que al día siguiente la joven apareciera de nuevo.

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