Archive for the ‘Reflexiones’ Category

Consejos para jóvenes

No menosprecies la sabiduría de los mayores. Si bien es cierto que el mundo actual no es el mismo que cuando ellos eran jóvenes recuerda que, si alguien mayor te aconseja, no significa que se está metiendo en tu vida, significa que no desea que cometas sus mismos errores, significa que desea para ti una vida mejor que la que tuvo, significa que intenta cuidarte.

No menosprecies el estudio. Todos tarde o temprano necesitamos de un buen contador, abogado o médico. No todo se resuelve viendo vídeos de youtube o tik tok.

Nunca dejes de aprender. Incluso si ya acabaste una carrera, no dejes de aprender cosas nuevas. Sé curioso, aprende idiomas, aprende oficios, nunca sabes cuando se presentará una nueva oportunidad laboral, o una oportunidad de negocios gracias a saber otro idioma, o simplemente saber algo que nadie más sabe. (Hasta la fecha en mis diversos empleos, mi conocimiento de computación y ortografía me ha ayudado mucho, me han pagado por editar fotos, vídeos, y hasta corregir ortografía de libros a publicarse, por dar ejemplos).

Existen muchas plataformas en línea y gratuitas con las que puedes aprender mucho desde tu computadora, Tablet, o celular. (Duolingo, Coursera, Aprende.org, Capacítate para el empleo, etcétera).

Aprende a usar Excel, sus fórmulas, gráficas, etcétera. No tienes idea de cuando te va a hacer falta, ya sea en tu trabajo, tu negocio, o en tus finanzas personales.

Si todavía no trabajas empieza a aprender sobre finanzas, ahorro e inversión. Vas a necesitar saber cómo hacer un presupuesto y, sobre todo recuerda que las nuevas generaciones no tendrán derecho a una jubilación como tal, y que la pensión que te dará tu afore no servirá para mucho. Así que saber sobre control de gastos, ahorro e inversión desde temprana edad, te asegurará un buen futuro, pues con unos pocos pesos que ahorres e inviertas de manera disciplinada desde que inicies en tu primer trabajo, lograrás una excelente cantidad que mejorará tu vida cuando te cases, tengas hijos o te retires.

No te cases con la primera tarjeta de crédito que te ofrezcan. Primero aprende como funciona el crédito, que es el costo anual total, cual es la tasa de interés que maneja la tarjeta que te ofrecen, que es la fecha de corte y la fecha de pago, la diferencia entre pago mínimo y pago para no generar intereses, compara con otras tarjetas y elige la mejor opción para ti.  Recuerda que ese dinero no es tuyo, hay que saberlo usar de manera inteligente. No es para darte gustos ridículos. Nadie quiere ir a dar al buró de crédito porque debe unos calzones de coppel o un café de Starbucks. Eso hará que después no puedas sacar un crédito para comprar una casa… y nadie quiere pasar toda su vida rentando.

Administra tu tiempo tan bien como tu dinero. No pases todo tu día libre viendo la televisión. Descansar es necesario, dormir bien es necesario, divertirse es necesario. Pero si un día de diversión te genera varios días de problemas económicos, laborales o familiares, simplemente no valió la pena. Dijera mi abuela, “primero lo que deja, después lo que apend…”

Entre cajas, lecciones y vergüenza

No recuerdo bien el año y no tengo ánimos de hacer cuentas… sé que tenía 12 años y empezaba la secundaria. Mi mejor y peor etapa a la vez.

Recuerdo que por desidia, no encontraba un «taller» y terminé en electrónica, algo que al final no aprendí.

Cargaba mi herramienta en mi mochila, francamente no recuerdo bien como, pero así era; mientras que mis compañeros cargaban bonitas cajas de herramienta con varios compartimentos.

A pesar de ser un niño acostumbrado a no pedir, le pedí a mi padre que me comprara una caja de herramientas que había en cierta tienda, la describí, (no la dibujé porque no se hacerlo) y acordó comprarla.

El día esperado, llegue a casa casi corriendo, emocionado porque estrenaría mi caja de herramientas. (Eso sería al día siguiente, pero como todo niño al fin, estaba emocionado por ver mi caja nueva)

La caja que mi padre compró no era la que yo pedí. Era una diferente, y mi disgusto fue notable, hice un berrinche, grité, etc. Mi padre pacientemente guardó silencio y dijo «mañana compro la que quieres»

Y cumplió su palabra… tuvieron que pasar meses para que me diera cuenta de que la caja que pedí, a veces me estorbaba, y sobre todo, lo más importante… NO LA NECESITABA.

De haber entendido el hecho de que no la necesitaba, o de haber sido más consciente con mi padre, quizá no sentiría tanta vergüenza después de varios años.

Quizá mi padre si vio la caja que pedí, pero no tenía dinero, quizá tuvo que pedir prestado para comprarla, no lo sé, en ese tiempo no me importaba, en ese tiempo no pensaba, no comprendía que mi ego, me hacía confundir «deseo» con «necesidad».

Ahora, muchas personas me consideran un mal amigo, y no los culpo, hago lo que puedo y no puedo dar lo que no tengo. Pero la principal razón, es porque no suelo darle a la gente lo que me pide, y aunque a veces me equivoco, intento darle a la gente lo que necesita. Quien lo entiende lo agradece, quien no, me llama mal amigo, y quien ha tenido la desgracia de recibir algo que no es lo que quiere y tampoco lo que necesita ha terminado odiándome.

Me disculpo si tu querido lector eres uno de los que ha tenido mala fortuna conmigo… pero no puedo darte lo que no tengo.

Por cierto, aquí te muestro, años después, la caja que me compró mi padre y abajo, la caja que yo pedí.

Y te digo de corazón, agradezco tener ahora casi 35 años, y seguir teniendo a mi padre. Él vale más que cualquier cosa que me haya comprado.

La muerte y yo


Me observó callada mientras subí las escaleras, más tarde me observó sentada unos cuantos asientos atrás de mí en el autobús. Me sonrió callada mientras hacía mis ejercicios de rehabilitación, del mismo modo en que me observó en aquel puente, en aquel accidente que a nadie le conté, ese accidente donde muchos me vieron salir ileso.


Su mirada y su burlona sonrisa comenzaban a irritarme… y como si leyera mi pensamiento, justo antes de enfrentarla y preguntarle que hacía; arrojó sobre mí una pregunta.

-¿Qué caso tiene hacer lo que haces si no te queda mucho tiempo?


-¿Te molesta que no te ruegue como los demás?


-No es molestia, es intriga. Todos al verme tan cerca, buscan arreglar sus diferencias con otras personas, hacer un testamento, reconciliarse con seres queridos, incluso hacen una lista de lo que quieren hacer antes de morir y se esfuerzan por alcanzar sus sueños y comienzan a vivir muy a prisa; tú, por el contrario, a veces pareciera que vas demasiado despacio.


-Hace tiempo, cuando te acercaste por primera vez, lloré, intenté arreglar muchas cosas, y no fue más que una broma o un error médico. Después quise quitarme la vida, estaba harto de todo, cansado, y algo me hizo cambiar de opinión. Ahora que te veo casi a diario, no sé qué decir o que hacer, entendí que vivir aprisa como tú dices, no es otra cosa más que el miedo, la sensación de una vida vacía, la insatisfacción hecha ansiedad, la ansiedad hecha acción. Cuanto más me apresure para robarte algo de tiempo, más pronto estarás ahí para decir «llegó tu hora». Todos te ruegan, tú lo disfrutas. No es que no me importe, es solo que no le veo caso, no puedo apresurarme, y tampoco resignarme, vivo a mi ritmo, siendo yo, no puedo dejar que el miedo a ti me convierta en algo o alguien que no soy, eso sería hipocresía.


La muerte sonrió, pero esta vez no fue una sonrisa de burla. De inmediato volvió la seriedad a su rostro, y dio media vuelta mientras me decía “nos veremos pronto, o quizá no tan pronto… nunca se sabe”.

Costo – beneficio

Imagina que tienes un coche, bonito, feo, nuevo o viejo, como tú prefieras.

Imagina ahora que se le poncha una llanta. ¿Te deshaces del coche? ¿Lo cambias por otro?

Imagina que se rompe el parabrisas. ¿Es argumento suficiente para deshacerte de él?

A menudo nos deshacemos de las cosas cuando ya no nos sirven, cuando ya no es posible repararlas o cuando repararlas sale tan costoso como adquirir algo nuevo.

Es decir, cuando algo falla, vemos que el costo – beneficio de repararlo o reemplazarlo.

Con la pareja sucede algo similar, con la diferencia de que nosotros no reparamos a la pareja, le damos la oportunidad de repararse a sí misma. sin embargo, si existe ese costo beneficio.

Generalmente, el costo es nuestra paciencia, tiempo, comprensión, tolerancia, apoyo, etcétera. Cuando el beneficio simplemente no es equitativo con el costo, es decir, cuando lo que recibimos es menor a lo que nos cuesta, quizá sea tiempo de cambiar de pareja.

Próximamente…

La poesía para mí

LA POESÍA PARA MÍ

La línea que separa lo que es poesía de lo que no lo es, últimamente me resulta borrosa, casi indistinguible a veces. No sé si es porque hay poesía en todo, o si entre tanto estudiar simplemente me perdí. Sea cual sea el motivo, dejaré que esa duda la resuelvan los expertos.

Por mi parte, hoy solo quiero decir lo que la poesía es para mí, o mejor dicho, para qué uso la poesía.

Si bien es verdad que me inicié buscando la poesía como un fin, con el tiempo se convirtió para mí en un valioso medio para un fin. Para muchos en realidad.

Se volvió catarsis. Sabrá Dios cuántos poemas hice y después quemé, pues solo eran para desahogar mi frustración, mi desamor, mi dolor, angustia y miedo.
Se volvió luz. Pues fue la manera en que iluminé mi propio camino y me gusta pensar que tal vez incluso, iluminé el de otros sin saberlo.
Se volvió medicina, curando mi alma.
Se volvió pañuelo, el cual ofrecí a otros mientras lloraban.
Se volvió cortejo, pues al no tener la más mínima idea de como acercarme a una mujer, simplemente le ofrecí poesía.
Se volvió tabla. Y me aferré a ella para no ahogarme en la tormenta que fue mi vida alguna vez.
Se volvió refugio. Cuando afuera de mí todo era guerra, ese fue mi lugar seguro.
Se volvió celebración, pues algunas cosas simplemente no podía decirlas de otro modo.



Saúl Nestoso Chimeo

El país de las mentiras

México, el país de las mentiras…

-El «ya vamos saliendo de la pandemia»
-El guacamole que no lleva aguacate
-La salsa de tomate que hacen con papaya
-La salsa catsup rebajada con refresco de naranja sin gas
-Las quesadillas que no llevan queso
-Los tacos de canasta que no son de canasta
-El pan de muerto que no lleva muerto
-La guajolota que no es de pavo
-Los niños héroes que ni eran niños ni fueron héroes, ni existieron
-Los jueces que no hacen justicia sino negocio
-Los que estudian derecho para vivir chueco

Y así podría seguir,
Pero dentro de todas esas mentiras hay muchas grandes verdades.

-El mexicano no se raja por más difícil que este la cosa
-El mexicano no deja de sonreír aunque lo esté cargando el payaso
-El mexicano se ríe de todo hasta de la misma muerte
-El mexicano siempre encuentra una solución a todo (aunque sea con cinta adhesiva)
-No importa el madrazo el mexicano siempre se levanta

No importa cuantas mentiras nos hayan contado, valen más todas esas verdades que vivimos día a día.

Y aunque todavía no sea Septiembre ¡Viva México cabrones!

Saúl Nestoso Chimeo

Felicidad

La felicidad es un camino, una elección, un estilo de vida completamente independiente de las circunstancias. Sin embargo, al ver a los niños, noto que la felicidad es algo muy natural…

Volvamos a lo natural, volvamos a lo básico. Volvamos a ser felices.

Caperucita

De todas las versiones que existen de caperucita roja, esta es mi favorita.

La abuelita vivía sola pero únicamente porque siempre fue independiente y respetuosa del espacio de su hija y no por abandono ni nada parecido.

Caperucita atravesaba el bosque solitaria, porque su abuela y su madre ya le habían enseñado a cuidarse, a no hablar con extraños, a estar siempre alerta.

Cuando caperucita llegó, no confundió al lobo con su abuelita, porque ya había aprendido a ser siempre observadora y prestar atención a los detalles y tener sentido común.

Y el lobo no pudo comérsela porque además de todo eso, sus padres se habían encargado de que aprendiera defensa personal y así no fuera la clásica damisela en peligro que necesita la intervención de algún cazador.

#NiUnaMenos

Saúl Nestoso Chimeo

Enfoque

En la casa de mi suegra hay un cuadro de la última cena muy interesante para mí. No es de un artista de renombre, no es un cuadro muy grande, tampoco es de una calidad sobresaliente.

Jesús al centro, una copa, todos los discípulos alrededor mirando y escuchando atentos. Como si el artista intentara imitar a Rembrandt, juega con la luz y las sombras. Y es ahí donde reside el detalle que atrapa mi atención y me hace pensar tanto.

La única fuente de luz en el cuadro, es una pequeña ventana, los rayos iluminan a Jesús casi de lado, casi desde atrás. Curiosamente el resto de las sombras se proyectan en la dirección contraria, como si hubiera otra fuente de luz, sin que exista evidencia de ella.

En mi mente, la interpretación que más me gusta, es que el artista quiso plasmar con ese juego de luces y sombras, que Jesús vivía con un “enfoque” diferente al resto de los hombres. Como si con eso quisiera decirnos que algo estamos haciendo mal.

Quizá quiso decir que aunque todos miran a Jesús, no están siguiéndole como se debe. Quizá sea solo mi imaginación, quizá sea tan solo una idea mía, una interpretación errónea de un descuido del artista, no lo sé.

Sin embargo, estas son las cosas que me gustan del arte: la posibilidad de combinar belleza, técnica y reflexión, la posibilidad de plasmar algo y complementarlo a través de la introspección del espectador. Incluso la capacidad de regalarme una lección de vida que probablemente ni siquiera estaba ahí cuando el cuadro se pintó.

Chingar

Hablando de modismos, regionalismos y palabras raras que quizá solo existen en México, mi palabra favorita es el verbo “chingar”. Es verbo, es adjetivo calificativo, y es lugar, porque la chingada no se crea ni se destruye, solo te mandan para allá.

 

Si no eres bueno, ya te chingaste.

Si eres bueno en algo, eres chingón.

Si llevas prisa, vas en chinga.

Si estás trabajando, estás en la chinga.

Si el trabajo es mucho, es un chingo.

Si el trabajo es poco, es una chingaderita.

Si has tenido un mal día, te lleva la chingada.

Si tienes un buen día, te va chingón.

Si te han estafado, ya te chingaron.

Si alguien se burló de ti, son chingaderas.

Si algo se descompuso, ya se chingó.

Si el gobierno aumenta los impuestos, ya ni la chinga.

Si te encontraste dinero, ya chingaste.

Si te golpearon, te pusieron una chinga.

¿Que si estoy loco? ¿Qué chingados importa?