¿Qué tal el café?

No tenia ni siquiera 20 años, trabajaba en una ciudad a 50 minutos de distancia; asi que acostumbraba a comer algo antes ir a trabajar. Ese día no quedaba nada, así que mientras caminaba rumbo a la parada del autobús, busqué entre los negocios, alguno que vendiera mi postre favorito: Pay de queso.

Solo un lugar vendía así que me acerqué a pedir una rebanada, acto seguido la chica que atendía me ofreció café. Acepté gustoso, ya que además de antojo, tenia sueño.Pagué y me dispuse a degustar mi flamante desayuno.

Como suele pasar con los negocios pequeños, la calidad de sus productos no siempre es tan buena como desearía, pero era aceptable, al menos no llegaría a trabajar con el estomago vacío.

Mientras bebía el café, miré de nuevo a la chica que me atendía. Tenia una expresión extrañamente cautivadora, algo así Julia Roberts y la Gioconda.

Me descubrió mirándola y no tuve tiempo de disimular, así que sostuve la mirada.

¿Qué tal el café? -preguntó-

Podría ser mejor -respondí- pero la vista lo compensa.

Sonrió ruborizada y me dio la espalda. Casi al terminar, ya listo para retirarme, la chica se acercó con otra rebanada de pay. sonrió de nuevo y dijo con voz tímida: la casa invita.

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